En 1936, la derecha, vencida en las urnas, desencadenó una insurrección militar contra la joven República española. La despiadada guerra civil duraría tres años.
Los habitantes de Lieja no quedaron indiferentes y cada uno eligió su bando. Los rexistas (movimiento político de extrema derecha de la época) y la derecha católica claramente optaron por apoyar al general Franco, jefe de la rebelión. Al igual que el partido en el poder, el senador de Aspremont-Linden escribió en el periódico La Meuse: “En la España blanca se han respetado todos nuestros intereses, mientras que en la España roja se han nacionalizado los asuntos pertenecientes a nuestros compatriotas.”
No obstante, socialistas, comunistas y liberales radicales optaron por alinearse del lado republicano recolectando víveres, medicamentos, fondos económicos y yendo aún más lejos.
Algunos de entre ellos se alistaron en las Brigadas Internacionales para combatir el fascismo con las armas. Este fue el caso de Charles Bailly, por aquel entonces joven socialista que posteriormente sería alcalde de Lieja de 1973 a 1976, o el caso del joven comunista Marcel Baiwir, quien acabó su carrera como presidente de la delegación sindical FGTB de Cockerill.
El Partido Comunista Belga encargó a Julien Lahaut, diputado por Lieja, la coordinación de la ayuda a la España republicana. En 1938, mientras que Madrid y Barcelona aún estaban bajo control republicano, el gobierno belga, con participación socialista, reconoció oficialmente a la España franquista. A pesar de eso, Arnold Boulanger, director de la enorme cooperativa de Micheroux, movilizó el esfuerzo económico del mundo socialista para ayudar a los niños republicanos. 5.130 niños fueron acogidos en Bélgica, de los que 3.798 serían repatriados al final de la guerra. El resto fueron adoptados por familias de nuestras regiones formando, de esta manera, la vanguardia de la emigración española de posguerra. Los niños se mantienen unidos a través de una asociación: Los niños de la guerra.
Con motivo de la exposición Picasso celebrada en Lieja en el año 2000, la concejalía de Instrucción Pública editó un cuaderno pedagógico titulado Lieja-Picasso-Guernica, para recordar que el pintor había sido español y que su gran obra Guernica, hoy expuesta en Madrid, da testimonio de su compromiso contra la barbarie fascista.
Del mismo modo, la Ciudad de Lieja también rindió un homenaje al martirio de la ciudad vasca, destruida por las bombas de la aviación nazi, colaboradora de Franco. Una estela dedicada a la ciudad de Guernica se encuentra al lado del Monumento Nacional a la Resistencia en el parque de Avroy.
Jules Pirlot, Historiador. Copyright © generaciónlorca 2010