LO QUE NOS REÚNE HOY AQUÍ ES, ANTE TODO, LA HISTORIA DE UN ENCUENTRO.
Hace cuatro años.
Octubre de 2010: encuentro con Manolo, Mario y José. Nuestro viejo amigo, Alain De Clerck, artista reconocido en la zona, se encargó de realizar las presentaciones durante una reunión de la Célula de Arte Público de la ciudad de Lieja. En este caso, querían hablarnos de un proyecto muy importante y entrañable para ellos, de ahí que no eligieran a Alain por casualidad, pues conocían bien su relación con el entorno, con la ciudad y con sus habitantes.
Este trío representa al colectivo Generación Lorca que se plantea la realización de un proyecto que empieza a quitarles el sueño: rendir un homenaje a sus padres y abuelos y a la memoria de esa generación de inmigrantes españoles que huyeron del régimen dictatorial, tras la guerra civil. A pesar de lo voluminoso del contingente, esta inmigración nunca se ha visto plasmada en un monumento de arte público, en un signo físico, tangible, de común acuerdo, en el espacio de la ciudad.
Todos los miembros de la célula, presentes esa tarde, fueron ganados para la causa inmediatamente, incluso diría que estaban emocionados por la presentación. Desde luego, la elocuencia de Manolo es incuestionable, sin embargo, fue, sobre todo, la carga emocional de su historia, de vuestra historia, lo que nos emocionó. Todos los miembros resaltaron la legitimidad y la pertinencia de la gestión. La emoción llegó a su culmen. Se produjo una adhesión recíproca inmediata. La reunión se consumó y el proceso participativo comenzó.
En seguida se impuso el parque Saint-Léonard como el espacio obvio para acoger esta obra. El barrio Norte, gran lugar de la inmigración española, este espacio urbano, lugar de concentración, verde, símbolo de mezclas, de lo mixto, de tolerancia y memoria, debía recibir lo que pronto se convertiría en el Muro de las Libertades.
Diciembre de 2010: llega el invierno, la jornada es glacial, pero nos acercamos al lugar y confirmamos la idoneidad del espacio.
Junio de 2011, llega el verano. La frase se aparece -también como algo evidente- en sueños a Manolo, quien la presenta, de nuevo, ante la Célula de Arte Público volviéndonos a seducir. De manera natural, se presenta como un eco de la frase de Eugène Savitzkaya. La obra tomará la forma de 55 letras recortadas en acero, lo que recuerda la relación particular de Lieja con la siderurgia.
El proyecto va por buen camino.
Otro amigo, Aloys Beguin, arquitecto y autor de la rehabilitación del parque de Saint-Léonard en 2001, entra en la aventura.
Octubre de 2012, durante la velada de las Laderas de la Ciudadela, la frase cobra vida por primera vez, de manera virtual, gracias a una proyección luminosa dinámica.
2012-2013: tiempo necesario para lidiar con los problemas presupuestarios y los reveses administrativos…
2014: año de las Conmemoraciones. Como preludio a nuestra obra, se organiza la exposición “No Pasarán”, a propuesta de la asociación Los Territorios de la Memoria.
Nuestro Muro de las Libertades se convertirá en eco del Muro de la Resistencia del Recinto de los Fusilados de la Ciudadela, de la estela en memoria de los prisioneros políticos de 1940-45 de este lugar, y de las numerosas huellas de las libertades ganadas por los habitantes de Lieja, quienes han mostrado, aún a riesgo de sus vidas, en muchas ocasiones a lo largo de su historia y al igual que vosotros, su apego a la libertad, como una vez más nos lo recuerda la frase de Michel de l´Hospital grabada en el edificio de la administración: “Los habitantes de Lieja han sido más domados que todos los burros, sin embargo, siempre han levantado sus crestas”.
Este encuentro que tuvimos hace 4 años, y que se concretiza en el día de hoy, es la historia del encuentro providencial que vuestros padres, vuestros abuelos, tuvieron con nuestros padres, con nuestros abuelos, hace ahora 50 años. Es este apego, el suyo y el nuestro, el que celebramos. Hoy todos somos ciudadanos de Lieja apasionados por la libertad y la tolerancia. La fuerza de esta convicción es la que nos ha reunido.