EL MURO DE LAS LIBERTADES: UN SENTIMIENTO AGRIDULCE…
Tengo ganas de gritar de alegría porque mañana inauguramos El Muro de las Libertades en Lieja. ¡Qué dulce sensación la de haber hecho realidad un sueño! Nos recuerdo reunidos en el despacho de Francis, en la Plaza Saint-Paul, discutiendo sobre la mejor manera de rendir un homenaje a nuestros padres y abuelos, que tuvieron el valor de dejar su país para ofrecernos un futuro que era imposible construir en la España de la época. Finalmente, podremos rendirles su homenaje de una manera que supera con creces las ilusiones con las que fantaseamos en esa primera reunión donde se fraguó la creación del Colectivo “Generación Lorca”.
También es dulce la sensación de tener la impresión de haber logrado algo bueno y útil. De hecho, desde el principio, no se trataba sólo de rendir un homenaje a nuestras familias y amigos cercanos, sino también de crear una obra que permitiera homenajear a todos los inmigrantes, independientemente de su nacionalidad y sin hacer distinciones entre inmigración por razones políticas o económicas, pues en este último caso, siempre existe una relación con la política que se aplica en el país que se debe deja atrás.
Cuando vemos el resultado del trabajo logrado, podemos estar orgullosos de haber conseguido ese doble objetivo. La frase de Lorca, inscrita en el muro y relacionada con el texto grabado en la mesa, permitirá llevar a cabo el trabajo de memoria; además, la mesa y los taburetes de alrededor facilitarán los intercambios y debates que los profesores organizarán con sus alumnos, al menos así lo esperamos. De esta manera, la inauguración del monumento es sólo una etapa, ya que, aún debe elaborarse un proyecto pedagógico.
No obstante, tras la alegría se abre camino una cierta amargura. Una amargura muy personal, en principio, pues algunos de los nuestros no podrán asistir a esta inauguración. No podrán hacerlo porque ya nos han dejado o por razones de salud que les impedirán asistir. Nuestro pensamiento está con ellos y nuestro corazón se rompe un poco por no tenerlos cerca.
La amargura viene dada también por la sensación de fracaso constante. Si nuestros padres y abuelos nos permitieron vivir en una sociedad “mejor” que de la que ellos huyeron, nosotros no hemos logrado construir un mundo mejor que debiera haber reemplazado el sistema económico y político dominante, el capitalismo. Un sistema que, particularmente, en virtud de su inherente injustica, empuja desde siempre a millones de personas a dejar sus hogares y sus países para intentar construir un futuro mejor. El resultado de las derivas de este sistema es la crisis financiera y económica que, a día de hoy, ironías de la vida, obliga de nuevo a los europeos (griegos, españoles, portugueses, etc.) a dejar sus países para intentar encontrar un empleo que pueda permitirles alimentar a sus familias. En este punto, resulta inevitable plantearse la cuestión de la acogida, ¿cuáles son los objetivos de las políticas de acogida formuladas por los Estados miembros de la Unión Europea? Desafortunadamente, en la mayoría de los casos, sobre todo para los « no-europeos », el objetivo reside en acompañarlos a la frontera y animarles a volver al lugar del que huyeron. Los residentes europeos también se enfrentan a numerosas dificultades para establecerse en un Estado miembro que no sea su país de origen: particularmente, deben demostrar que no constituyen una carga social “poco razonable” para el Estado que, se supone, debe acogerles. ¡La integración europea es injusta! De hecho, la libre circulación de bienes y servicios (que permite un creciente dumping social) es toda una realidad, sin embargo, los ciudadanos europeos se ven constreñidos y privados de la tercera libertad fundamental de Europa, la libre circulación de personas.
Se podrían decir muchas cosas más sobre este tema, pero me detengo aquí, con un nudo en la garganta.
No obstante, me gustaría terminar con los agradecimientos:
A mis abuelos y a mis padres, por su valentía, por su abnegación y por los valores que supieron trasmitirnos,
A Manolo, por su entrega, su implicación y el trabajo llevado a cabo hasta haber conseguido la realización de este proyecto,
A José, Mario y Cayín, por haber ayudado especialmente a Manolo,
A los miembros del Colectivo “Generación Lorca”, por esta iniciativa y, sobre todo, por vuestra implicación en el proyecto.
A la ciudad de Lieja, a las autoridades municipales y, especialmente, al Sr. Firket,
A Alain De Clerck, el Artista,
Al estudio de arquitectura Beguin-Masart, especialmente a Alloys,
A la asociación sin ánimo de lucro SPACE/In Cité Mondi, por la coordinación, especialmente a los colaboradores implicados en la realización de este proyecto, en particular, gracias a Julie.
Al servicio de obras de la ciudad de Lieja, gracias Paquito.
A todos los que han trabajado en la obra,
Al CPCR y a su equipo,
…y, perdonadme, porque seguramente me olvido de algunos más...
Gracias
Selena CARBONERO FERNANDEZ