Una, escrita por R. M. Rilke, que decía más o menos así: “sin duda, la verdadera patria es el país de la propia infancia” y la otra, de Lawrence Durell en Cuarteto de Alejandría: “Una ciudad se convierte en un universo en cuanto se ama a un solo de sus habitantes…”. Una multitud de recuerdos me asaltan y también cierta aprensión, la de encontrarme cara a cara con un pasado, personas y lugares que conscientemente fijé para llevarlos intactos cuando volví a España hace tanto tiempo…
El tiempo y sus cicatrices no indultan ni los rostros ni los lugares; acepto, en contra de lo que me dice el corazón, que no voy a encontrar la imagen postal de hace 37 años, ¡toda una vida! Incluso estoy preparada a aceptar las ausencias…
De ninguna manera quisiera que este regreso fuera una apología de la nostalgia, una enumeración de añoranzas por un tiempo pasado. No, quiero un “presente de indicativo” a pesar de que, ineluctablemente, esté teñido de recuerdos. Me prohíbo que la aparición de cualquier clase de remordimiento venga a echar a perder estos reencuentros. Los “si” del condicional imperfecto están encerrados con llave en un armario.
Durante algunos días y a veces en solitario, me tomo el tiempo de acercarme de nuevo a Lieja, que sigue siendo mi ciudad, lo sé, lo siento… ¿o es al revés? Dedico mis primeras jornadas a los reencuentros, a callejear por todos los barrios que me resultan familiares y las transformaciones me sorprenden por todas partes. Pero no me extraña, me lo esperaba; sin embargo, se me encoge el corazón cuando veo que manzanas de casas han sido arrasadas en nombre de un urbanismo desencadenado y que me cuesta digerir. A mis ojos la transformación es demasiado brutal, añoro las viejas fachadas señoriales de la Plaza Saint Lambert, pero, sin duda, es cuestión de tiempo que me ajuste a estos nuevos puntos de referencia. Me tomo mi tiempo para adaptarme a la nueva geografía del lugar y aceptarla, incluso si los cambios no me gustan. Algunas horas más tarde, tras haber recorrido numerosas calles, bulevares, callejas, callejones sin salida y haber bordeado las riveras del Mosa y mi viejo barrio del Norte, ya me siento completamente en acuerdo con el medio.
Ya estoy lista para la fiesta, lista para encontrarme con “los compinches de toda la vida”, esos antiguos y antiguas jóvenes de los años 60 y 70.
El día antes del evento acepto la invitación de Manolo y Mario que me piden que les eche una mano para montar la exposición de fotos del Centro Poly-Cultural en Resistencia. ¡Qué maravillosa complicidad reencontrada! ¿Cuántas veces no habríamos participado en actividades comunes a lo largo de los años pasados en el Lorca? El mismo entusiasmo, las mismas ganas de compartir esta connivencia que nos une, a partir de ahora, gracias a este proyecto, para mí impensable hace apenas un año y medio…Estoy gratamente sorprendida por las actividades del CPCR y por las personas de todas las edades que están aquí esta noche. Discuten, se ríen, preparan una reunión y una cena a la que seremos invitados…Se respira la iniciativa y el compromiso de sus miembros. En resumen, nos sentimos como pez en el agua.
Miro la colección de fotografías esparcidas por las mesas que reconstituyen 50 años de nuestra historia. Se trata de una breve muestra que permitirá evocar los momentos compartidos de una historia común. Voy de sorpresa en sorpresa, estos fragmentos del pasado me intrigan y asalto a Mario y Manolo con mis preguntas a lo largo del montaje de la exposición. Algunas fotos se quedan sin respuesta pero esperamos que el enigma se resuelva al día siguiente. De los muros del CPCR cuelga medio siglo de emigración: fiestas, excursiones, manifestaciones, entierros, bodas, lucha política, encuentros, hay de todo en este batiburrillo en blanco y negro.
Por fin llega el sábado 20 de noviembre, algunos llevan aquí ya ciertas horas, ¡es como un hormiguero en plena acción!: se pegan documentos en las paredes de la entrada y de la exposición sobre el fútbol en el recibidor, se hacen tortillas, cuyo olor envuelve todas las habitaciones, se prepara la pantalla para la proyección, hay tal efervescencia en el ambiente que la gente corre de aquí para allá para preparar las tapas, y para que todo esté listo a la hora de recibir a las casi ¡150 personas que han confirmado su asistencia!
Los invitados van llegando por pequeñas oleadas y cada vez se repite la misma escena: caras sonrientes, brazos muy abiertos, palmadas de amistad en la espalda, abrazos, gritos de alegría y la cacofonía invade el espacio cada vez más en cuanto los viejos amigos van entrando en la sala. Todas estas emociones me producen vértigo, tengo ganas de hablar con todo el mundo, aunque eso va a ser difícil. Durante buena parte de la noche tengo la sensación de ser como una peonza que va dando vueltas según los encuentros y las presentaciones… ¿Cómo condensar en tan poco tiempo los lustros de separación? Disfruto de lo lindo yendo de aquí para allá hacia las personas que reconozco y a menudo me fundo en un abrazo que sustituye todas las palabras que no sabría decir. Me entusiasma interior y exteriormente.
La sala está a rebosar de gente y llega el momento del brindis de la amistad y de los discursos… Manolo, Mario y José nos hablan de los objetivos del encuentro, nos dan las gracias y nos hacen una pequeña reseña histórica: ¡hace justo 35 años que murió el dictador! Así, es hora de brindar de nuevo. Yo echo una ojeada furtiva a la bandera republicana que cuelga de la pared, siempre fiel, siempre sinónimo de futuro y de progreso. Le ofrecen un gran ramo de rosas rojas a Amalia, como agradecimiento por su colaboración ya que se ha pasado todo el día en la cocina para preparar las suculentas tortillas… Antes de lanzarnos, literalmente, sobre las tapas, nos invitan a pasar a otra sala para ver dos vídeos (1) que han preparado los organizadores y que la destreza de Manolo ha hecho posibles.
La oscuridad de la sala nos sumerge en un viaje en el tiempo…el silbido de un tren que entra en una estación, los rostros atemorizados de hombres en las ventanillas de los vagones…la incertidumbre y la esperanza se lee en sus caras…las imágenes afluyen como si pasáramos las páginas de un álbum familiar. La voz de Ana Belén repite un estribillo que va a la perfección con las imágenes: “Besos, ternura, y la noche es testigo de esta inmensa locura…Besos, ternura, nuestra ruta de amor se convierte en ternura”. (2)
De la emoción se me hace un nudo en la garganta y doy rienda suelta a las lágrimas que corren por todos los ausentes y, la ternura, de la que habla la canción, me invade como invade a todos y todas los de mi generación. Estos primeros hombres y mujeres que tomaron el camino del exilio económico o político están ahí, delante de nosotros a tamaño natural, y casi nos entran ganas de atravesar la pantalla para abrazarles. Probablemente este sea el momento más emotivo de la noche. Después, poco a poco, una vez atravesada la catarsis, empiezan a aparecer los comentarios espontáneos: “¡mira, Fulanito… ¿te acuerdas?....oh! ¡Qué recuerdos!” y los gritos de sorpresa y de alegría poco a poco sustituyen a las lágrimas. Las fotografías nos sumergen en las diferentes sedes de los clubs Federico García Lorca, se borran los años como un niño borraría los tachones de la página de su cuaderno…Me veo a mí misma en una de las fotos, tengo 16 años y estoy rodeada de la mayoría de los amigos que están aquí esta noche…Se oyen aplausos de alegría cuando todo el mundo se va reconociendo. Ahí está el cortejo fúnebre del amigo desaparecido que provoca que se haga el silencio en la sala…no le hemos olvidado, Dioni siempre está presente. De nuevo fotos de familias…y reaparecen los comentarios en voz alta con más fuerza. Sin darnos cuenta pasamos del blanco y negro al color. ¡Mira que estaban guapas nuestras madres con sus claveles rojos prendidos en sus batas de trabajo! Ahí están nuestros padres abrazándose…en el club de la calle Gueldre. Las mismas personas años más tarde pero con el pelo lleno de canas…Otro impulso de ternura nos empuja a realizar otros comentarios…La nueva canción de Ana Belén y Víctor Manuel nos indica otro capítulo del vídeo: ¡las manifestaciones! “España camisa blanca de mi esperanza de fuera a adentro, dulce o amarga, de olor a incienso, de cal y caña. Quién puso el desasosiego en nuestras entrañas nos hizo libres pero sin alas, nos dejó el hambre y se llevó el pan” (3)
Las banderas rojas y las tricolores ondean de nuevo en la pantalla. Las pancartas gritan mensajes contra la dictadura y reivindican a favor del Vietnam, que siempre estaba presente en nuestros pensamientos y también era el símbolo de un pueblo en lucha contra el opresor… en las fotos, nuestros padres tienen la edad que tenemos nosotros hoy y, nosotros, tenemos la mirada de quienes saben que el futuro está al alcance de la mano. Otra foto provoca una oleada cargada de recuerdos en la sala: ¡la de la huelga de hambre de 1970! Y después vienen los recuerdos de los 1º de mayo… ¡que terminaban con cánticos detrás de la Violette! (nombre del Ayuntamiento) Es maravillosa la foto que nos muestra a esta juventud del club y del partido, las manos unidas donde cada uno llevaba una pancarta que formaba la palabra “AMNISTÍA”. Están a la cabeza de la manifestación y muchos de ellos todavía lo están, fieles a sus ideales. Vamos leyendo las pancartas a merced de las fotos y me detengo en un eslogan muy simple pero que bien resume lo que todos queríamos encontrar lo más pronto posible en nuestro país: ¡DEMOCRACIA! Las calles de la ciudad de Lieja fueron tomadas de nuevo por los españoles, fuimos muchos quienes respondimos a la llamada! ¡París! Henos de nuevo en París, en el parque de Montreuil para ver a la Pasionaria. Y allí una fila de niños españoles que reclaman la posibilidad de aprender su idioma… No paro de maravillarme cada vez que un recuerdo aparece de nuevo en superficie. Más banderas rojas… y un eslogan que grita UNIDAD… Y ahora, ¡sitio para la alegría y la fiesta! Nos lo anuncia Michel Fugain (cantante francés). El murmullo de la sala es ahora tan fuerte que ahoga la solemnidad de los primeros momentos. ¡Mira que nos divertíamos en el García Lorca! Los grupos folclóricos, los carnavales, las excursiones, las salidas y, de repente, escucho unos gritos ensordecedores: ¡la aparición de las REVOLTOSAS (4) provoca reacciones en cadena! Risas, comentarios, anécdotas…la sala es una locura. Vuelta atrás en el tiempo, el tiempo en el que algunas habían formado un grupo musical con un acordeón, una guitarra y una batería…un look años 60. La risa es general: ¡qué buenos momentos!El primer vídeo es reemplazado por el de la historia del fútbol en el García Lorca. José Merino nos explica brevemente la cronología de los hechos y los asistentes agradecen todos los recuerdos que han sido aportados para la ocasión. Probablemente no soy la única que se siente un poco orgullosa por haber vivido en primera fila gran parte de lo ocurrido en esa época. Así, pienso en el significado de palabras como “lucha, solidaridad, diversiones, esperanzas, futuro, compromiso, etc.” Aprendí estas palabras al lado de personas como las que he visto en las fotos y me siento maravillosamente bien rodeada por estos “compinches de toda la vida” que han venido esta noche.
¡Pero vamos ya con las tapas, el vino, la música, las charlas, las canciones y los bailes!
Apretados como sardinas en lata intentamos abrirnos paso para encontrarnos con alguien que conocemos, ir a pedir una cerveza o una copa de vino, ¡los platos de tapas se han tomado al asalto! Miro el plato y busco, en vano, un trocito de morcilla blanca belga… hago el comentario y el grupo se echa a reír. De repente escucho: “POROMPONPOM POROMPO POROM POMPERO…” y la sala no duda en corearlo. ¡Viejas canciones y melodías de otras épocas que también se han quedado atrapadas en el tiempo! ¡No puede ser verdad! Hacía siglos que no la escuchaba: “CARRASCAL CARRASCAL qué bonita serenata…” Las palabras hacen reír a todos y los más pequeños, los de la tercera e incluso cuarta generación deben pensar que estamos locos de atar. El fotógrafo contratado para la ocasión no para de inmortalizarnos en formato Jpg…posamos con cierto aire de estrellas o de VIPs. La alegría se refleja en nuestras caras, ¡la fiesta es todo un éxito! Continuamos con nuestras idas y venidas por toda la sala, a veces nos paramos para comentar, por enésima vez, las fotos de la exposición e intentar sacar todos los secretos, todos los enigmas, preguntamos a las pocas personas mayores que han podido venir a la fiesta, aunque tampoco queremos molestarles. Poco a poco la sala se empieza a vaciar furtivamente porque querríamos quedarnos más y más…Son casi las tres de la mañana y hemos terminado sentados alrededor de una mesa para enzarzarnos en grandes discusiones y, como este encuentro nos parece demasiado efímero, quedamos para vernos al día siguiente en el mercado. Es la excusa perfecta para recordar los viejos tiempos en los que vendíamos la revista “Horizontes” antes de ir a tomar el aperitivo al García Lorca.
Me gustaría dar las gracias a los organizadores y a todos aquellos que asistieron a la fiesta ya que pasé unos momentos excelentes en vuestra compañía. Espero que las circunstancias me permitan venir pronto de nuevo entre vosotros. Para todos aquellos y aquellas que, por diversos motivos, no hayan podido asistir al encuentro, espero que esta pequeña crónica os haga vivir, aunque sólo sea un poco, la maravillosa atmósfera que nos envolvió. Estad seguros de que nuestros pensamientos estuvieron con vosotros en más de una ocasión durante la noche. ¡Os hemos echado de menos!
Todo tiene un final: pero si en esta ocasión no pudo ser, ¡os esperamos en la próxima!
Un abrazo grande,
Georgina Muñoz Gil
Diciembre 2010.
(2) « Besos,ternura,y la noche es testigo de esta inmensa locura…Besos ternura, nuestra ruta de amor se convierte en ternura… » (Baisers, tendresse et la nuit est témoin de cette immense folie… Baisers, tendresse, notre route d’amour se transforme en tendresse…)
(3) “España camisa blanca de mi esperanza de fuera a adentro, dulce o amarga de olor a incienso, de cal y caña. Quién puso el desasosiego en nuestras entrañas nos hizo libres pero sin alas nos dejos el hambre y se llevó el pan” (Espagne chemise blanche de mon espoir, de l’extérieur vers l’intérieur, douce ou amère avec son odeur à encens, de chaux et de roseau. Qui donc a planté le désarroi dans nos entrailles , qui nous a rendu libres mais sans ailes, qui nous a laissé la faim et a emporté notre pain …)
(4) REVOLTOSAS (grupo de baile formado por jovencitas del FGL en los años 70).