Recuerdo una noche memorable, la de “La Zapatera Prodigiosa”, en el barrio del Norte. La sala de cine del Norte estaba llena a rebosar y nuestros jóvenes galanes estaban preparados para recibir los aplausos incondicionales de un público totalmente indulgente y que pasaba por alto los errores, las improvisaciones, las risas flojas, las largas pausas de actores y actrices en ciernes. Improvisaciones hubo por docenas…masacrando el texto original pero que hicieron las delicias del público que se partía de risa cada diez minutos.
La compañía de la segunda etapa se enriqueció con gente de mi generación (*) ¿quién era el director? Ya no me acuerdo. De todas maneras, un día nos reunió para montar la obra “La Camisa” de Lauro Olmo.
Se trataba de un drama sobre la emigración. Al leer la sinopsis me digo que la Lola de nuestros días bien podría llamarse Leila o Gladys, que podría venir de Marruecos o de Ecuador y que el país de destino simplemente podría ser España. Hemos pasado de ser un país de emigrantes a ser un país de acogida; nos toca a nosotros no olvidar todo lo que nuestros padres sufrieron durante su largo exilio no hace tanto tiempo.
En la distribución de los papeles tuve derecho al de la abuela. Todavía veo la escena en la que saco de mi blusa un calcetín, que contenía el dinero de mi entierro, para dárselo a mi hija Lola que quería emigrar a Alemania.
Ignoro la causa por la que nunca se representó la obra…apuesto a que algunos de nosotros habíamos hecho novillos y que el director de la obra simplemente nos despachó sin previo aviso. Mi carrera teatral sólo duró el tiempo de algunos ensayos.
Georgina Muñoz Gil
Febrero 2010
(1) La Zapatera prodigiosa opone el mundo onírico de la joven protagonista con la realidad de su entorno: su viejo marido, el galante Alcalde y las vecinas malpensadas.
(2) Viejo cine de la calle Saint Léonard que fue retomado por una pareja de españoles que proyectaban de vez en cuando películas en versión original. ¡Cuántas lágrimas derramadas viendo Ama Rosa y todas las películas de Joselito “el pequeño ruiseñor”!
(3) Juan es un albañil en paro que busca trabajo en vano. Para ello, necesita una camisa. Su mujer, Lola, encuentra una en el Rastro. La camisa se convierte en un símbolo. En cierto momento la abuela dice. « ¿pero qué piensa hacer este hombre sin camisa ? » Sin ella, su yerno no encontrará trabajo, imperativamente debe aparentar que pertenece a la clase acomodada para obtener un puesto de trabajo. Esta obra de teatro es el trágico retrato de un época en la que miles de españoles se debatían entre la obligación de partir o de quedarse en un país muy miserable en ciertas regiones.
(*) (En la obra creo que algunos Cue eran mis nietos, Juanita mi hija, Juan Sánchez mi yerno…. ¿alguien recuerda más detalles?)